intención de realizar lo que queremos hacer lo mejor posible.
Cuando logramos el objetivo deseado nos sentimos satisfechos/as y este estado nos motiva a seguir actuando del mismo modo.
Cuando no alcanzamos nuestras metas, el estado es de frustración, más o menos duradero, (ansiedad, ira…) y nos puede llevar a reaccionar de diferentes modos:
- Con Ofuscación y repartiendo culpas, desinteresándonos por el objetivo y limitándonos a cumplir el mínimo exigible.
- Gestionando nuestras emociones, es decir, viviéndolas de un modo contenido, reflexionando sobre la situación, tomando conciencia de las resistencias internas que nos lo han impedido y buscando nuevos caminos.
- En ocasiones queremos un motivo extraordinario para actuar y difícilmente lo encontramos, buscamos una razón externa en vez de interna, o esperamos a que las circunstancias sean "perfectas".
- Otras veces no conocemos nuestros deseos, anteponemos los de los demás a los propios o en nosotros existe un conflicto de necesidades.
- En otras ocasiones queremos cambios en nuestra vida, sin cambiar nosotros/as y nos resistimos a dejar hábitos, costumbres...
- A veces nos colocamos en "modo supervivencia" porque miramos y nos relacionamos desde la mentalidad o paradigma de la escasez, en vez de hacerlo desde el paradigma de la abundancia. Si vemos la vida como si hubiera pocas cosas o como si fuera una tarta en la que si uno se lleva un trozo grande el otro se quedará con menos, necesariamente vivimos en alerta y con presión.
Cuando sentimos que en el mundo hay mucho para todos, lo que queremos nos ha sido dado y sólo necesitamos abrir nuestro corazón, entonces fluimos con la vida conectando nuestra intención con nuestra acciones.
Podemos poner nuestra energía de vida en nuestros propósitos. Para ello necesitamos soltar nuestras resistencias y bloqueos. Es entonces cuando nuestra vida se vuelve abundante.
- En otras ocasiones queremos cambios en nuestra vida, sin cambiar nosotros/as y nos resistimos a dejar hábitos, costumbres...
- A veces nos colocamos en "modo supervivencia" porque miramos y nos relacionamos desde la mentalidad o paradigma de la escasez, en vez de hacerlo desde el paradigma de la abundancia. Si vemos la vida como si hubiera pocas cosas o como si fuera una tarta en la que si uno se lleva un trozo grande el otro se quedará con menos, necesariamente vivimos en alerta y con presión.
Cuando sentimos que en el mundo hay mucho para todos, lo que queremos nos ha sido dado y sólo necesitamos abrir nuestro corazón, entonces fluimos con la vida conectando nuestra intención con nuestra acciones.
Podemos poner nuestra energía de vida en nuestros propósitos. Para ello necesitamos soltar nuestras resistencias y bloqueos. Es entonces cuando nuestra vida se vuelve abundante.
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